Filosofía general del libro
Austin Kleon plantea que mostrar tu trabajo es tan esencial como hacerlo bien. En una era digital, ser visible y encontrable no es un lujo, es una necesidad. La autopromoción no es arrogancia cuando se hace con honestidad, constancia y valor para compartir.
1. Sé bueno, pero asegúrate de ser visto
“Sé tan bueno que no puedan ignorarte”, pero también haz que puedan encontrarte.
Tu presencia digital puede ser más efectiva que un currículum. Un blog, una red social o un proyecto publicado en línea pueden abrirte puertas.
Deja de perder tiempo en networking tradicional. Comparte tu trabajo donde otros ya están mirando.
2. La creatividad no ocurre en el vacío
La noción de "escenio" defiende que toda creación es una colaboración implícita entre mentes conectadas.
Hazte parte de un ecosistema: más que pedir apoyo, empieza por aportar.
Pregúntate: ¿Qué puedo ofrecer a los demás con lo que sé y hago?
3. El amateur como modelo
Vivimos en un mundo donde todos somos, en cierto grado, amateurs. Y eso no es malo.
El amateur comparte por amor, aprende en público, comete errores con humildad y crece ante los ojos de otros.
No esperes a ser profesional para comenzar a compartir: lo importante es empezar.
4. Comparte el proceso, no solo el producto
No necesitas una obra terminada para mostrar tu trabajo: empieza por documentar tu proceso.
Publica diario, aunque sea un pequeño avance. Lo importante es la constancia.
El formato es secundario: blog, video, tuit, correo. Lo esencial es responder a la pregunta “¿en qué estás trabajando?”.
5. Cuenta la historia detrás del trabajo
El trabajo no se explica solo. Las historias importan.
Las palabras dan contexto y sentido: ¿qué haces?, ¿por qué lo haces?, ¿cómo lo haces?
Aprende a hablar y escribir bien sobre tu trabajo. Sé claro, directo y conciso.
6. Comparte también lo que te inspira
Tus influencias son una parte esencial de tu identidad creativa.
Mostrar tus gustos, referencias, ídolos o lo que coleccionas puede ayudarte a conectar con otros afines.
Compartir influencias no resta originalidad: añade profundidad.
7. Construye comunidad, no solo audiencia
No seas "spam humano". No busques solo atención, busca conversación.
Sé un nodo abierto: observa, comenta, comparte, escucha. No te limites a hablar de ti.
Si quieres seguidores, conviértete en alguien que vale la pena seguir.
8. Maneja las críticas sin perder el centro
Publicar implica exponerse a lo bueno, lo malo y lo feo.
Tu trabajo no eres tú. Cuida tu salud emocional diferenciando identidad de producción.
Escucha solo a quienes te importan y entienden tu proceso.
9. Cobrar no es traicionar tu vocación
Compartir y vender no son opuestos. Cuando tu trabajo tiene valor, está bien pedir un pago justo.
Ya sea con donaciones, productos, cursos o servicios, cobrar es legítimo cuando lo que das vale.
Mantén una lista de correo o canal directo con tu audiencia: puede ser más valioso que cualquier red social.
10. Reinvención continua
No temas desechar lo viejo para abrir espacio a lo nuevo. Cada comienzo incorpora todo lo aprendido.
Tómate respiros. Sabáticos cortos ayudan a reconectar con tu creatividad: camina, haz ejercicio, aléjate del celular.
Cuando domines algo, cambia de tema. La clave está en el movimiento constante.
Conclusión
Mostrar tu trabajo no es ego, es generosidad. Publicar tu proceso, compartir lo que sabes y lo que amas es una forma poderosa de conectar, enseñar, aprender y evolucionar. La visibilidad no se busca con ruido, sino con autenticidad y valor sostenido.